Tardío
llega el sueño
puente
imperfecto que te acerca
otra
noche, otra pena
a
mí.
Otras
veces te soñé triste
llorando
como
la última vez que te vi.
Pero
esta vez
–sabrá
la vida si fue una admonición–
nos
soñé alegres
como
supimos ser hace tiempo
tanto
tiempo ya.
Qué
risa espléndida
tan
llena de vida
sin
remordimientos
sembradío
de futuro,
felicidad
en flor.
Y
es imposible no despertar
ver
el mundo mío,
los
libros, el polvo en los recuerdos,
el
cansancio en los huesos,
y
no sentir la tristeza
la
nostalgia
del
mundo antiguo
de
los días de sol
de
los domingos (no)suicidas.
¿Qué
pasa que no olvido?
¿Qué
pasa que rememoro?
¿Cuán
cruel es mi yo dormido
que
se divierte con tu sonrisa
y a
mí sólo me deja
el
amargo vestigio
de
un sueño fragmentado?