viernes, 30 de septiembre de 2011

Adolescente y Febril


A Luciana N.
Que ama esta suerte de poemas.
Quisiera compartir su extraño gusto
por esta mala literatura.
E. Nigma
Noche desesperante y obscura
De labios faltos de cordura
Un grito, fría hiel nocturna
De mi melancólico corazón
Grita y llama a la muerte

Corren por él
La sangre nueva y roja
De la adolescencia trágica y febril
De la vida en su agonía
Del aletargado sueño de muerte

Palpita, se estremece
Palpita, y siente
Como la vida le pasó
Frente a sus ojos cerrados
Por amores y odios vanos

Y la noche llora por su cuerpo
De adolescencia trágica y febril
De sangre hirviendo en pasión
De sueños y premonición
De una muerte y dulce dolor

Se estremece, ya no palpita
En la frialdad encontró su calor
En la noche ha encontrado el nuevo día
Lejos de su amor y su traición
Lejos de la vida, mas no de la muerte

Y ella ya lo olvidará
Su nombre no recordará
Salvo de vez en vez
Cuando necesite imperiosamente
A ese hombre, adolescente y febril

La espera


 “Esperar que ella vuelva
y le diga acá estoy mi amor
no existe el olvido,
acá estoy mi amor de vuelta
he venido
¿Lo puedes creer? no existe el olvido mi amor
No existe...”
Los Tipitos
-Campanas en la Noche-
A Paula C. y Paula D. que
gustan de las palabras que aquí dejo.
Con inmenso amor.
E. Nygma 
 
El silencio deambula descalzo por los corredores. El rumor de los pasos de alguno de esos hombres de blanco le llega a su habitación. Pero a él nada le importa. Su vista sigue clavada en el horizonte… y espera.
            Hace un tiempo que sus lívidos ojos escrutan continuamente el horizonte. Las esperanzas de apoco se apagan, pero una duda lo motiva para volver a mirar: ¿Y si volviese?
            Vio el sol nacer tantas veces como a la luna morir. Y ella no vuelve. Pero la esperanza es lo último en perderse. Las estaciones cambiaron. La primavera mutó en invierno. Las nieves crecieron, los pastos reverdecieron. Pero él sigue inmutable, ahí, frente a la ventana.
            Y los hombres de blanco le hablan. Le dicen cosas que él se rehúsa a escuchar. Agita la mano, esparce a los hombres y a sus palabras, sin despegar sus ojos de la ventana, en silencio mortal.
            A lo lejos suenan campanas. Campanas que cortan la noche. Campanas que le recuerdan a ella. Y vuelve la noche. Silenciosa, como siempre.
            Y el rumor de una muerte le llega a sus pensamientos. Pero él se niega a creer. Mas el rumor arremete. Él aparta los ojos unos segundos. Se toca el pecho, siente su corazón latir. Recuerda por quién late. Y, nuevamente, vuelve a mirar al horizonte.
            ¿Qué era el olvido para aquel hombre? ¿Qué era el tiempo para él? Tan solo palabras vacías de aquellos hombres de blanco.
            Y llega la mañana. Alguna que otra mujer viene. Exasperado mira, quizá sea ella. Pero ha desperdiciado un valioso minuto para mirar por el horizonte. Escucha lo que le dicen, se toma su matecocido y come su pan, aun con la mirada fija en el horizonte. Hace oídos sordos, y sigue mirando.
            Y la noche danza descalza. Y el olvido es tan solo el sueño de un lunático. Y cada segundo es una eternidad, sin ella, mientras espera.

Charla en el 45


Hizo su seña de costumbre, y el colectivo frenó a unos metros de él. Subió aquellos tres peldaños, indicó su tarifa a pagar, mientras miraba si estaba su compañero, y pagó. Caminó unos pasos hasta donde su amigo reposaba, y lo saludó, luego de haberse sentado a su izquierda.
            Ambos iban a capital. Uno se bajaba por el obelisco, el otro seguía unas paradas más, hasta donde el colectivo pasaba por Radio Nacional. Ellos se conocían desde la primaria, por lo cual su abanico de temas para debatir no conocía límite.
            -A mi siempre me correspondieron- Dijo el que había abordado primero el colectivo.
            -¡Vamos! no me vas a decir que nunca tuviste un amor no correspondido.
            -No… nunca.- Lo miró con cara de extrañeza a su compañero, como si este dudara de sus encantos, de sus versos o de cualquiera de sus virtudes.
            -Que mala suerte que tenés…
            Quien subió último dejó que sus palabras se perdieran en el traqueteo y los bosinazos de los otros coches. Se hizo un breve silencio, que fue roto por su compañero.
            -No entiendo… Si a mi siempre que alguien me gustó, me lo levanté, y fuimos novios. ¿Qué tiene eso de “mala suerte”?
            -Tu teoría del “amor” está inconclusa. Supongamos lo siguiente. ¿Cómo sabés que estás triste?
            -Porque lo estoy…
            -No, no me entendés. ¿Cómo sabés que es de día o de noche?
            -Porque hay sol o está la luna.
            -¿Y si está nublado o hay Luna Nueva?- La cara de su compañero empezaba a denotar poco interés por esta presunta “Teoría del Amor”- No, no. Sabés que estás triste, porque recordás cuando estuviste alegre. Al igual que sabés que es de día o de noche porque recordás el momento contrario del día.
            >>Cuando uno tiene un amor no correspondido, sufre, ¿No es verdad?; Bueno, sólo en ese sufrimiento, uno puede apreciar las dimensiones de su amor. Luego de que uno conozca hasta dónde podría llegar por aquella persona que no le corresponda, sabe hasta dónde llega el límite de su amor.
            -Perfecto, todo muy lindo y muy bonito…pero si no me corresponden, ¿De qué me sirve conocer los límites de mi amor?
            -Fácil, para cuando ames y seas correspondido, vas a saber hasta dónde podés llegar a amar, si podés dar más o no, o si la relación no prolifera, sabrás hasta dónde dar… pero si no conocés el final de algo ¿Vas a saber cuánto tenés? y si no sabés cuánto tenés ¿Sabés, acaso, cuánto dar?

jueves, 29 de septiembre de 2011

Amarte a ti

 De R. Arjona

Amarte a ti no es lo mejor, lo tengo claro.
habiendo tantas cosas por hacer, menos traumáticas.
como hallarle figuras a las nubes,
o como ir al cine o no hacer nada.
amarte a ti no es lo mejor, pero me gusta.
quizás estoy jugando como siempre al masoquista.
en ves de distraerme con el fútbol,
o con el internet como hacen todos.
amarte a ti no es lo mejor, pero es perfecto,
para encontrarle algún sentido a esta rutina,
de ser por siempre solo un ciudadano,
solo uno mas.
amarte a ti me hace sufrir, que buena suerte.
para acordarme de que existo y de que siento.
para tener en que pensar todas las noches,
para vivir.
amarte a ti es un veneno que da vida.
es una antorcha que se enciende si se apaga.
es lo sublime junto con lo idiota.
es lo que siento y a quién le importa.
amarte a ti es la verdad más mentirosa.
es lo mejor de lo peor que me ha pasado.
es la ruleta rusa por un beso,
es lo de siempre improvisado.
amarte a ti es un error dice un amigo,
que cree que ser feliz es estar libre,
y se pierde del matiz que da lo incierto,
amarte a ti.
es la embajada de un instante en mi cerebro.
es también haberte odiado un par de veces.
amarte a ti es un absurdo y lo sabemos,
y así será... mientras nos dure.

Locura

 "Hay amores tan bellos que justifican
todas las locuras que nos hacen cometer"
Plutarco
Dame ese poquito de locura de sobra
que a mi vida le están faltando los colores
de tus ojos y del los pastos de primavera
que a mi vida le andan faltando esos riesgos
que tu locura promete brindarme.

Dame la locura que te alcance
para vivir esta vida
para vivirte un poco más
para poder quererte y entenderte
para poder quererme y entenderme.
Regalame esa locura que te libera
esa paz ensordecedora del vaivén de tus caderas
que me tiene al filo de la locura
que me tiene preso de tu gestos.
Dame de tu cordura y me darás muerte.

Que a este mundo le sobra cordura
que en toda genialidad hay algo de locura
que necesito de tus maniáticas cadenas
para ser un poco más libre
para nancer de nuevo en vos.

Callarse


Callarse es sepultar un sentimiento.
Callarse es darle muerte al sentimiento
es dársela a uno mismo.
Callarse es mentirse y gritar mentiras
aun sin mediar palabras con el silencio.
Callarse es saberse perdido sin haber comenzado
es perderse sin haberse buscado.
Callarse es la peor traición a uno mismo.
Callarse es decir cosas sin romper el silencio.
Callar es temer a la verdad y darle alas a las mentiras.
Calarse es permitir que la vida te transite
cuando debería ser al revés.

Callarse es el peor delito que no tiene castigo.
Por favor, ya no guardes silencios
por favor hablame, contame.
Te imploro que no te calles, que no dejes
que la vida te transite.
Por favor, te ruego, hablame.

Y si aun no quieres hablar,
y si aun prefieres callar,
con mi mayor dolor
te diré adios.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Espero


Espero que me esperes.
Espero que te fijes.
Espero que mires.
Espero que  me quieras.
Espero que me busques.
Espero que me necesites.
Espero que me recuerdes

Y te espero, amor mío, te espero mientras te sueño despierto.
Te espero mientras sufro dormido.
Te espero mientras te respiro.
Te espero mientras te veo.

Espero que me ames.
Espero que te des cuenta.
Espero que oigas.
Espero que sientas lo que yo.

Y mientras espero que tú, amor mío,
Me esperes, te fijes en mí, me mires,
Me quieras como algo más, me busques cuando me necesites
Y que recuerdes cuánto te amo;
Y mientras espero que tú
Me ames, o te des cuenta cuánto te amo
U oigas aquello que grito en una mirada
O sientas lo que yo;
Mientras espero, te seguiré amando cada vez más.

Ave


“Llamé, llamé como la náufraga dichosa
a las olas verdugas
que conocen el verdadero nombre
de la muerte.”
Alejandra Pizarnik
-Peregrinaje-

            Un paso lento. Las olas arremetían feroces, furiosas, implacables. Aquellas olas, nacidas en el mismo averno, darían cobijo a su quinceañero cuerpo.
            El viento recoge su lamento. Ana avanza lentamente. Observa las olas, y piensa.
            Las olas la llaman. Le prometen amor, le prometen cariño. Dios se ha compadecido de Ana.
            Las gaviotas vuelan, altivas, despreocupadas; mas aquí en la tierra Ana implora por misericordia para su alma. Se estremece, da otros pasos. Escucha las olas. El vestido ya no será el que use para su fiesta.
            El cielo, nublado, reclama el cuerpo de aquel ángel. Ana salta, y cae.
            Aquella flor se destrozó en espumas perladas mientras sus padres se preguntaban dónde estaba el vestido.

Del otro lado del espejo


 Después de mucho tiempo sin escribir nada, 
me senté frente a mi computadora y logré esto.
Pido, tanto en este texto, como en otros,
que lean entre líneas, algo que siempre me fascinó
 Edward Nygma
 
El hombre tras el espejo aguardó unos instantes a que su doble, aquel que habita nuestro mundo, apareciera. Una vez que vio a Nicholas Marshall comenzó a repetir cada movimiento, con perfecta sincronía, que el Marshall original hacía.
          El doble lo miraba, con cierta sorna, un dejo de empatía y un atisbo de gracia, a su doble, o sea, al Marshall original, mientras este se marcaba su ralla al costado, se recortaba, con puntilloso detalle y milimetrada seguridad, su bigote, o se quitaba las lagañas, luego de haberse levantado.
         Una vez que el Marshall original acababa de higienizarse, luego de que se dirigía una sonrisa, por medio de lo que él consideraba un “espejo”, se iba a su trabajo.
         El doble, no sabía de qué trabajaba su original, tampoco quería saberlo. Suponía que trabajaba de algo importante (era abogado, contador, dueño de una empresa o algo así), porque siempre vestía traje. En realidad, el doble podría romper el vidrio que lo separaba de su original y preguntarle a qué se dedicaba. Pero no lo iba a hacer... Suponer, imaginar, fantasear cómo era el trabajo de su par, lo divertía. De hecho, era su única diversión.
         Este Marshall, el del espejo, cuando no imaginaba, cuestionaba la falta de limpieza del baño de aquel solterón británico. Y si no hacía nada de esto, se divertía con las cosas que a su doble se le había extraviado y que jamás había encontrado. Tenía para jugar un patito de hule, un cuchillo, sin filo y con el mango desgastado (suponía que su doble lo había perdido intencionalmente), un par de revistas de la infancia del Marshall original, y otras cursilerías.
         Hacía 51 años que conocía a su doble. Pasó casi todo su vida (O la vida del Marshall original, depende como lo quieran ver) preguntándose quién era producto de quién, quién vivía gracias a quién. Después de mucho cavilar, entendió que nosotros (los de este lado del espejo) vivimos gracias a nuestro reflejo y que sin él no existimos. Hiló esta idea cuando, un día por la mañana, mientras su doble se emperifollaba como de costumbre, la radio anunciaba la muerte de una modelo. Ahí entendió que somos esclavos, podría decirse, de nuestra imagen, o del reflejo de esta.
        
         Aquél sábado por la tarde, en que Nicholas Marshall, retornó a su hogar, como su rutina lo indicaba, a las cuatro de la tarde, casi a tiempo para comenzar a preparar el five o’clock tea. Como la rutina marcaba, traspasaría el portal a eso de las 16.05, dejaría su paraguas, al pie de su perchero, su sombrerito de hongo color gris en este, junto con su gabán. También daría un par de pasos hasta su comedor, ahí dejaría su saco y su corbata, daría un giro de 90º y perfilaría a su baño. Algo alteró su rutinaria vida inglesa, el espejo, en el que siempre se miraba, estaba hecho añicos.
         Al parecer, el Marshall original, podía sobrevivir aun cuando su reflejo (aquel que podían percibir todos), había muerto.

Cartas perdidas



            Querido Edward:
      Me quedé meditando acerca de tu última carta.
      Yo también, en noches donde el sueño escapó de mi poder, me detuve a pensar quiénes me acompañaban. Suerte tuve de contemplar quiénes eran. Me di cuenta, que por momentos sus figuras oscilaban entre hermanas, confidentes de todo, entre madres, que sin miedo reprimen, o de tía, que siempre busca una salida para ayudarme. La suerte, es que siempre sus figuras rondaban en aspectos familiares.
       No recuerdo el momento exacto cuando dejaron de ser compañeras, para ser amigas. Ni tampoco el momento en que dejaron de ser amigas para saltar a ser hermanas. Lo único que podría decirte, Edward, es que sé que las tengo y que las amo. Y aunque por momentos deseen matarme, sé que al rato me perdonarán.
      
       Este camino no quiero transitarlo solo (no creo que haya alguien que quiera hacerlo). Tampoco quiero transitarlo sin ellas.
       No hace mucho, apareció alguien, que nos es del agrado de ellas. Para ser honesto, me causa gracia. Edward, deberías ver sus esfuerzos por disuadirme de que esa persona no es ideal. Sus esfuerzos, que cuando más empeño le ponen, más obvio es su celos, y, por consiguiente, más inmensa es la ternura que les guardo.
       Con sus errores y sus aciertos, con sus gritos y sus malhumores, ellas son así. Y así las quiero. Corrijo, las amo.

Me alegra que por fin te hayas animado a crear un blog.

Mis más sinceros cariños
J. Ignacio

martes, 27 de septiembre de 2011


a L. P.
Con el infinito amor
 que siempre le voy a guardar.

Y te veo, sin haber cerrado una historia. Si fuiste el amor de mi vida, no puedes negarlo. Yo menos.
           Nunca cerramos esa etapa, en la que juré amarte por siempre. Nunca contestaste mis cartas. Nunca me hablaste de nada. Y ¿ahora crees que puedes hacer caso omiso del sentimiento más grande que viví?
            Este capítulo sigue abierto. No diré que te amo con el alma como antes. Sólo diré que eres diferente a todas las demás. Me niego a cerrar este capítulo que tanto impulso le dio a mi vida, me niego. Me muestro reticente, me opongo con la vida y el alma.
            Fuiste mi más grande razón para ser mejor. Fuiste mi único motivo, en tres años, para exigirme ser más. Fuiste mi motor, mis alas, mi esperanza.
            Nunca me amaste… ni me quisiste, rara vez si me hablaste. Pero me niego a cortar las alas que mi amor me ha dado.
            Me niego a decirte “adiós”, amor mío, siempre, fuiste lo más hermoso que vi. Sé que los ángeles te envidian. Sé que jamás podré amar tanto como te amé, amor mío.
            Alma mía, dulce amor no correspondido, me enseñaste que los límites de mi amor son nulos. Aprendí, a golpes, cuan puro es el amor verdadero.
           
            A un año de haber puesto fin a este amor perfecto mi único consuelo es que no soy lo suficientemente bueno para ti. Perdóname.
            Eres lo mejor que me ha pasado, aunque a veces te desee la muerte, aunque a veces digas que me tienes asco. Eres perfecta, ángel mío.
            No cambies.

Me enseñaste, porque amor rima con dolor, alma mía.

Si no te tengo


Llueve. Hace frío. Y no tengo de tus abrazos.
            Si no te tengo, el tiempo hace escala en la soledad.
            Si no te tengo, el viento llora a gritos. Ambos compartimos su dolor.
            Si no te tengo, mi amor es tan solo un sentimiento absurdo.
            Si no te tengo, mi amada Mengana.
            El cielo y yo lloramos. Quizá la lluvia y el viento puedan ayudarme a olvidar. Mas sé que no.
            Sí sé que no te tendré nunca, pero no pierdo las esperanzas de que algún día, por absurdo, por loco, algo suceda. Y quizá solo suceda durante una fracción de segundos. Y quizá solo suceda mientras se me va la vida en ello. Pero no me importará, porque al menos sucedió.
            Y no te tengo. Y mis besos no son nada.
            No te tengo, mi amiga, mi amada.
            Eres simple y perfecta. Eres bella y armoniosa; exacta e inalcanzable.
            Pero no te tengo. Y nunca te tendré. No me arriesgaré a... No, no lo haré.
            Y juro que te querré por siempre, mientras mi corazón, lata.

Y te querré aun más, mientras no te tenga.

Recuerdos


Y mis recuerdos se suicidan
Entre abrazos partidos
Y sonrisas frías
Besos perdidos
Y canciones inacabadas

Y mis recuerdos añoran llegar a su fin
Piden al cielo clemencia
Por este amor mortal
Que mide su fuerza
En lágrimas amargas

Y tanto como trato de aniquilarlos
Tanto más fuertes se vuelven
Y en tropillas se estrellan en mi mente
Llenando mi presente de pasados sin futuro
Mientras piden su muerte a gritos

Y se yerguen temerosos en sombras
De alegrías y de tristezas pasadas
De momentos a tu lado
Mientras claman por su muerte
En el Páramo del Olvido

Y lentamente mis fuerzas se rinden
Y dan cobijo a los recuerdos
Que agónicos la falta de tus brazos lloran
Mientras yo intento arrancarlos
De este lugar tan vacío
Que en mi pecho has dejado

Pensar en vos...


Pensar en vos es reafirmar mi soledad.
Pensar en vos es darle muerte al tiempo
es reavivar las esperanzas de un futuro inexistente
es creerme sano en la locura de tu amor.

Pensar en vos es viajar por las nubes
sentado quieto y frágil de muerte en una silla.
Pensar en vos es tener ganas de sufrir
es tener ganas de ser feliz.

Pensar en vos me recuerda mis imperfecciones.
Pensar en vos es darse cuenta
que los sueños solo sueños son
y que la vida te golpea y te derrumba.

Pensar en vos es darme cuenta de mi vacío
es pensar en mi y en un momento con vos.
Pensar en vos es pintar de colores lo muerto
es ilusionarse y es enredarse en mentiras.

Pensar en vos es llorar por no tenerte
porque también es darse cuenta
que nunca te voy a tener en mis brazos.
Pero aun así, seguiré pensando en vos.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Aquí, yo. Allá, tú.


A
cá yo, muriendo de amor. Acá, yo, sufriendo por un sueño imposible; viviendo una fantasía inacabable; soñando con tu perfección; añorando tus labios.
            Y allá tu. Tan lejana e inalcanzable. Allá tu, en mi paraíso soñado. Allá tú, viviendo tu vida, sin reparar en lo mucho que te amo. Allá, a lo lejos, deslizándote por la nube más alta, columpiándote en mis sueños, pintándome fantasías, jugando a las escondidas con mi amor, estás tú.
            Y acá yo, buscando el valor que me hace falta para confesarte cuánto te amo. Acá yo diciéndote que siempre estaré a tu lado. Diciéndote lo mucho que te quiero, ocultando lo mucho que te amo.
            Pero allá estás tu, tan hermosa, tan perfecta. Allá estás tú, jugando con la noche. Allá estás tú, contándome de tus amores. Allá estás tú, desconociendo la verdad.
            Y aquí yo, llorando lágrimas de negro dolor. Pensando la suerte que tienen aquellos que besan tus labios. Aquí yo, charlando con el silencio, recriminándole las veces que ha hecho presencia en nuestras charlas. Imaginándome feliz como nunca, al tocar tus manos.
            Y allá, en el límite entre mis sueños y mi locura, estás tú. Allá, tan lejana, y aun así te puedo oír respirar. Tan lejana, tan inalcanzable. Y lejos, tú, diciéndome que me quieres, recordándome cuan tierno soy, diciéndome que amigo como yo no conoces, dándome las gracias por los momentos en que te acompañé.
            Mas aquí, quedo yo, queriéndote creer, creyendo que me quieres. Aquí, muriendo de amor, estoy yo. Aquí, aferrándome de los sueños tanto como a la vida, estoy yo. Aquí, viviendo de fantasías, estoy yo.

 Aquí, amándote como un loco, estoy yo.

Nuestro tiempo pasó


 A Lucía, con el
poco cariño que le guardo.

Nuestro tiempo pasó, amiga. Nuestros silencios abrieron abismos.
         Abismos insondables, de negros vacíos. Abismos faltos de amor, abismos faltos de comprensión, abismos llenos de rencores eternos, abismos plagados de traición.
         Y si me has cambiado, ¿A mi qué más me da? Si el error mío fue.
         Me has cambiado, como si se tratara de una prenda de vestir. Como si de pronto yo ya no te sirviese. Como si de pronto otro pudiese prestarte los oídos mejor de lo que yo lo hice.
         El abismo es ancho y profundo, amiga. Esto es el fin de un camino. El tope de un sendero.
         Dejo en ti mis alegrías. Dejo llantos, abrazos y algunos besos. Dejo sueños rotos. Dejo el sabor amargo que me provoca el ya no conocerte. Dejo alguna que otra promesa sin cumplir. Dejo lo bueno de un tiempo, en ti, mi amiga.
         Pero he encontrado a alguien mejor. Alguien que realmente me comprende, alguien que realmente me acompaña. Encontré quien me dé eso que durante cuatro años simulaste darme.
         Es triste que te haya jurado quererte siempre y hoy ya no desee cumplir con mi palabra. Pero el tiempo pasó y nos cambió, a ambos.
         Y ahora puedes irte. Vete. No me interesa lo qué hagas o con quién lo hagas. Tengo quien me cuide, por mi no te preocupes…aunque, ahora, me detengo y pienso: ¿alguna vez me has cuidado?
         Vete. Me cambias por un par de zetas y un par de chillidos. No me interesa lo que digas, si es a favor o en mi contra. No te preocupes, tengo quienes saben quererme… pero, me pregunto: ¿es que alguna vez me has querido?

         Me detengo y pienso que el título de hermana que antaño te di, ya no te corresponde… mas aun estoy en duda si el de conocida no te queda demasiado grande.

Simplemente te amo


"Simplemente te amo” Grité. “Simplemente no sos para mi.” Lanzaste al aire.
Tan simple como eso bastó para destruirme. Tan simple como eso alcanzó para hundirme en un poso de dolor. Pero yo, simplemente te amo.
Tan simple como que tu risa me alegra.
Tan simple como que en tus ojos veo mi vida.
Tan simple como que tus labios me hacen arder en deseo.
Tan simple como que sos perfecta.
Así, tan simple como eso, te amo.
Tan simple como que fuimos amigos.
Tan simple como una simple caricia lanzada al asar.
Tan simple como una mirada dulce.
Tan simple como una palabra de cariño.
Así, tan simple como que si te me acercas me muero de amor, así, tan simple como eso: te amo.
Tan simple como que nunca jamás veré a alguien tan hermosa.
Tan simple como que en ti veo la perfección frente a frente.
Tan simple como que me he enamorado de tu cielo y tu infierno.
Tan simple como que jamás me corresponderás.
Tan simple como que en sueños te he llamado.
Tan simple como que he llorado por ti, hasta poder arrancarle un grito al silencio.
Tan simple como que cada hebra de mí se estremece al verte.
Así, tan simple como eso es que mi mente, mi alma y mi cuerpo es tuyo.

Tan simple como que te amo.