lunes, 27 de febrero de 2012

Poema 42

A los que se fueron.
A los que están.
A los que deberían irse
y los que deberían estar.
J.I.M

Tuve la epifanía
en el profundo letargo
de un sueño tibio
de los últimos días de verano.

Soñé de una dama
vestida con telas
de un azul oscuro
como un espectro
de la noche arrancada.

La dama se acercó a mí
y con voz pasmada y queda
me dijo así:
“Yo soy la Verdad
y la Justicia en este mundo
y vengo a despedirte.
Yo soy la que se esconde
en los labios de la noche,
la que brinca impertérrita
de las alas del día.

Nunca me ves.
pero aquí estoy
en detrimento de mí
se ha hablado,
mas no olvides
que en los recovecos
me escondo.”

De la noche muerta
otra dama emergió
ataviada con vestidos
de rojo satén, ella
me habló así:
“Yo soy quien da valor,
quien arremete con fuerza,
yo soy la Memoria,
y vengo a despedirte.
Mi ausencia es muerte
mi presencia, inmortalidad.

Yo soy la de los pasos sigilosos
la de los susurros en tu mente
la de la daga en los corazones.
Yo soy las cadenas y las alas.
Soy la sembradora de paz
y cosechadora de recuerdos.”

De los sinuosos espinos
apareció un tercer ángel
otra dama de singular belleza
vestida a medias
mostrándome sus carnes sensuales
de iridiscentes aromas
que hacían vibrar las cuerdas
más arcanas de mi alma.
Llevaba una túnica
de lino negro, un rostro bello
y sombrío y angelical.

A mí dirigiéndose
elevó un susurro
una voz suave y gentil
que canturreó así:
“Yo soy la serena
la que da paz tras la guerra
y quien da guerra en la paz.
Yo soy el llanto y la pena
soy el dolor en cuerpo humano,
soy la dulce y la tentadora.

Mi nombre se eleva
al filo de la noche,
en el grito del trueno,
en el bramar del lobo.
Soy el mar calmo
tras la barrunta tempestad,
el sol que escuece los huesos
luego del fiero vendaval.
Soy la huérfana, la abandonada
la odiada y temida, mas no olvidada.
Soy el deseo de algunos
y el vil temor de otros.
Soy la Muerte,
te abro mis brazos de noche,
y vengo a saludarte.”

sábado, 25 de febrero de 2012

Poema 41


1·
Reposa la noche
de lluvia convulsionada
en mis alas de nepente
en tus ojos de nácar.

Naufraga tu cuerpo
en los ríos de fuego,
andrajos plutónicos,
en los lagos de sangre,
extraída de tus sueños.

2·
Emerge el bravo Febo
por la sonrisa de aquella
que ni cuenta da
a mi presencia.

Y desesperadas danzas
en sus pieles albas
cautivan mis ojos
desenfrenan mi amor
extralimitan mi cordura.

Poema 40


Todos tenemos
un amor trastornado.

Todos tenemos
un mar agitado.

Todos tenemos
palabras muertas.

Todos tenemos
pensamientos negros.

Todos tenemos
una noche perfecta.

Todos tenemos
un abrazo calmo.

Todos tenemos
la caricia de una madre.

Todos tenemos
un día tranquilamente impasible.

Todos tenemos
un futuro dibujado,
un pasado tallado,
un presente en el aire.

Todos tenemos
un amor trastornado

o, quizás, los trastornados
seamos nosotros.

viernes, 24 de febrero de 2012

Poema 39


Tengo para vos
la amarga carne
de mis sueños
        cetrinos.

Tengo para tu boca
el tiempo eterno
de mi espera dulce.

Tengo para tus brazos
un cuerpo tembloroso
        ante tus caricias
el efluvio de mi esencia
que se pierde en tus caderas.

Tengo para tu mente
un mundo de pura imaginación
donde retozan las nubes
por tu cuerpo de ninfa

Tengo para tus ojos
las bellezas más puras
que mis palabras puedan
dibujar en tu alba piel.

Tengo para tus oídos,
que se pierden en tus cabellos
de satén y de parda noche,
el ruido de un océano
de besos y caricias
de milagros y alquimias.

Pero lo que más abunda
en mi alma
de sueños peregrinos
es la eterna esperanza
la perenne espera
de que repares en mi existencia
que descubras mi anhelo por vos
por tus ojos, de primavera furibunda
por tus caderas, de desenfrenada locura.

jueves, 23 de febrero de 2012

Poema 38


 A Pilar,
 a quien agradezco su ayuda
y serena compañía. Con amor
J.I.M
Cuando los tañidos de las campanas
hagan trizas el blanco silencio
de tus pupilas peregrinas;
cuando la rosa de tus labios
se marchite perdida y olvidada;
cuando la alquimia de tus besos
sepa invertir su vil veneno
y deje de convertir
en hierro al oro,
en palabras vacuas mis caricias,
en calas mis besos;
cuando el reloj detenga sus manos
que saben abrazar el futuro
y mirar con desdén mi presente;
cuando se pierda en la amarga muerte
                        de un silencio parco
las tiernas reminiscencias de mis melodías
de mis palabras, mis canciones fallidas;
cuando el sol no sea aquel funesto Midas
que convierte en oro todo tu ser;
el viento dará un grito errante
y zanjará tu pecho mi ausencia
y cuenta te darás de que ya no estoy.

El Heautontimoronoumes

 de Charles Baudelaire
Te golpearé sin cólera
y sin odio, como un carnicero,
¡ como Moisés la roca!
Y haré de tus párpados,

para abrevar mi Sáhara,
brotar las aguas del sufrimiento.
Mi deseo henchido de esperanza
en tus salados llantos nadará

como una nave que se hace a la mar,
¡ y en mi corazón que embriagarán
tus queridos sollozos resonarán
como un tambor al tocar la carga!

¿No soy yo un falso acorde
en la divina sinfonía,
gracias a la voraz Ironía
que me sacude y me muerde?

¡Ella está en mi voz, la chillona!
¡Es toda mi sangre, ese negro veneno!
Soy el siniestro espejo
donde la arpía se mira.

¡Soy la llaga y el cuchillo!
¡Soy el bofetón y la mejilla!
¡Soy los miembros y la rueda de tortura,
y la víctima y el verdugo!

¡Soy de mi corazón el vampiro,
_uno de esos grandes abandonados
a la risa eterna condenados,
y que ya no puede sonreír!

martes, 14 de febrero de 2012

Poema 37


Me marcho
al este a la lejanía
me marcho
para ver donde el sol nace
me marcho
al este a las albas costas
para ver al mar romper en olas.

Me marcho
al este donde la clara espuma
besará mis pies
me marcho
al este lejos de tu sombra
lejos de tus sueños peregrinos
me marcho
al este donde el viento sopla fuerte
cantando mis penas y ahuyentando la vigilia.

Poema 36


Y los amantes se acurrucan
en las silenciosas sombras
para vivirse entre caricias
para asfixiarse con besos
y desgatarse los labios.
Crean el despliegue de teatralidad
más puro y siniestro que alguna vez
ojo humano haya visto
para vestirse de máscaras
sin siquiera taparse los rostros.
Y a nuestros lados pasan
enlazados de la mano
comunicándose por el tacto
sintiendo lo que el otro.
Y así son los amantes
esas criaturas reacias a la luz
enamorados de su compañero
pero mucho más de sí mismos.
Y así son los amantes
fantásticos ángeles de un cielo negro
actores a plena luz del día
que se visten de besos
y se desnudan de caricias.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Quizás porque

 De Sui Generis
Quizás porque no soy un buen poeta
puedo pedirte que te quedes quieta
hasta que yo termine estas palabras.
Quizás porque no soy un buen artista
puedo decirte "tu pintura está lista"
y darteló, orgulloso, este mamarracho.

Quizás no soy un buen soldado

dejo que ataques de frente y costado
cuando discutimos de nuestros proyectos.

Quizás porque no soy de la nobleza

puedo nombrarte mi reina y princesa
y darte coronas de papel de cigarrillo.

Quizás porque no soy un buen comerciante

no pido nada a cambio de darte
lo poco que tengo: mi vida y mis sueños.
Quizás porque no soy nada de eso
es que hoy estás aquí en mi lecho.

Algún día, quizás.


Algún día, quizás, deje de traerte
a mis recuerdos a mis poemas.
Algún día, tal vez, se pierda el aroma
de tus carnes o el brillo de tus ojos
o el ruido de tus palabras o la agonía
aquel cruel estertor de tu silencio.
Algún día, quizás, la mar deje de bramar
de arrullarme con sus ojos azules
de invitarme a sus brazos de cielo.
Quizás, tal vez, algún día dejes de huir
como la sombra huye del alba
como el viento le escapa al verano.
Quizás, el algún momento, te vuelva a recordar
hundida en flores, en marismas doradas.
Quizá lo haga, y vuelva a sufrir.
O quizá, deje de traerte a mis poemas
a enlazarte tu nombre con las flores
a unir tus sonidos con las piedras
o a mezclar tu esencia con la muerte.
Algún día, quizás, arranque tu néctar de mis huesos.
Pero sobre todo, quizás, en algún nítido momento
el mar me tome en su lecho
e inunde tu recuerdo con su olor a salitre
y quizás, así, con mi muerte, te olvide.

martes, 7 de febrero de 2012

Réquiem

"¿Que le digo a la muerte
tantas veces llamada a mi lado
que al cabo se ha vuelto mi hermana?"
-¿Qué hago contigo?-
Silvio Rodríguez
Esa sed penetrante
que me toma los huesos
que se cala por los besos.
Ese gusto salado
que taladra mi garganta
me embebe la voz
y ahoga un grito.
Esa sed que me mata
que me arrastra al desierto
y me obliga a reptar
          por la arena.
Esas horas de amor
sedientas de besos.
Esas charlas muertas
sedientas de silencios.
Esas manos prístinas
sedientas de caricias.

Es ese desierto árido
que crece por mi alma
toma mis ojos y mi mirada.
Es ese invierno frío
que congela mi sentir
que me obliga a morir.
Es ese infierno mortífero
una dádiva de la ventura
un silencio de los muertos.
Es ese momento silente
que escuece mi parca mente
y arrebata los colores
a mis sueños de niño.
Esa sed perenne
que vuelve jaula al pájaro
que vuelve pétrea al agua.

Poema 35


Ya no me quedan
esas ganas vivaces
de verte y abrazarte
de estremecerte en un beso
de peinarte o tan solo
                de tocarte.
Ya no me quedan
las sonrisas frías
o los ojos cálidos
porque se fueron con vos
entre tus silencios
y mis amarguras.
Ya no me quedan
las brisas de primavera
ni el estallido de las flores
o las voces del mar.
Ya solo me queda
mi cuerpo y mi mente
y en verdad, no me sirve.

lunes, 6 de febrero de 2012

Poema 34


 A mi primer y segundo amor
fallido, respectivamente.

Quisiera perdonarme
por mi desértica alma
por tus lágrimas pobres
por el mal que te causé.
Pero sólo me quedan
los recuerdos tibios
de tu sonrisa difusa
de una alegría soñada
que apenas fue tuya.
Desearía que la tiniebla
me cambie y fuese 
todo aquello que querés
y más, mas no puedo.
Quisiera perdonarme
mas no puedo.

Quisiera arrepentirme
por haberte dejado olvidada
pero lo cierto es que no puedo
            que no quiero.
Que tu mente barrunta e infantil
a oscuras tiende una broma pueril.
Quisiera soñarte perfecta
pero te recuerdo como fuiste
y es triste amargura la que tengo
al pensarme contigo.
Quisiera arrepentirme
mas no quiero.

Poema 33


Perdido y errante un silencio
naufraga por mis labios grises
por mis cabellos sucios
por mis ojos anegados en lágrimas
se desliza por la pálida sombra
de una sonrisa torcida
y se columpia en el umbral de tu recuerdo.

Conozco esa tibia luz que entra
por tus ojos de tierna infinidad
que cubre mis huesos e ilumina mi sonrisa.
Conozco ese ángel que despierto
en los corazones inocentes
conozco aquello bueno que sé crear
también conozco las sombras de mi alma.

Quisiera hundirte en mi pecho
y hacer tuya mi sangre
pero temo lastimarte
temo por ti
porque me conozco a mi.

Réquiem


 Letra de Silvio Rodríguez
Que sea éste, regalo a los amores fallidos
J.I.M
Disfruté tanto, tanto cada parto,
y gocé tanto, tanto cada todo,
que me duele algo menos cuando partes,
porque aquí te me quedas de algún modo.
 
Ojalá nunca sepas cuánto amaba
descubrirte los trillos de la entrega
y el secreto esplendor con que esperabas
un reclamo de amor que ya no llega.
 
Anda, corre a donde debas ir,
anda, que te espera el porvenir.
Vuela, que los cisnes están vivos,
mi canto está contigo, no tengo soledad.
 
Si uno fuera a llorar cuando termina,
no alcanzarán las lágrimas a tanto,
nuestras horas de amor, casi divinas,
es mejor despedirlas con un canto.
 
Anda, corre donde debas ir,
anda, que te espera el porvenir.
Vuela, que los cisnes están vivos,
mi canto está contigo, no tengo soledad.