Caminar errando
sin saber a dónde tus pies van.
Caminos herrumbrosos, añejos,
pisados, maltrechos.
Caminos que son sólo de ida
que nada te devuelven
y todo se llevan.
Odio esos caminos.
Esos caminos que sustraen
viven disfrazados
y prometen mucho
pero cumplen poco.
Llaman a tus pies,
como las sirenas
al marino.
Y te prometen mucho
si les das mucho.
Y das más de lo que tenés
y te quedás sin nada
y nada te devuelven.
Odio esos caminos.
Pero vago errante en mis huellas
que alguna vez tracé ahí.
Odio esos caminos.
Odio mis huellas.
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