Te sueño y te recreo.
Recuerdo y te recreo.
Vivo y te recreo.
Es lo bello
de jugar a ser Dios:
poder deshacer mi mente
y reconstruir tu cuerpo
aunque sea en el efímero
instante
de un corto sueño.
Si recuerdo tu beso
si recuerdo tu aroma
si evoco tus caricias
y toda su parsimonia
puedo volver a tenerte
acá, junto a mí
sin que te vayas nunca
sin que el tiempo exista.
Si hago ese ritual
puedo apretar tu cuerpo junto al mío
por toda la eternidad
y jamás morir
y en tu sonrisa calma
poder llegar a vivir.
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