lunes, 22 de septiembre de 2014

El mensaje que no llegó

Hay cosas que se esperan
con amarga resignación
aunque se sabe que no llegan.
No era nada, era una ilusión
un sueño o quizás
el sueño de un sueño.
Tantas veces juré
no volver a escribirte
tantas veces (te) lloré
y sin embargo acá estoy
en los últimos nueve minutos
de mi duodécima primavera
esperando tu mensaje.
Miro mi alma, más vieja que yo
y sé que ese mensaje
jamás va a llegar
pero sin embargo lo espero
por idiota y porque mi amor
siempre fue eso:
la idiota resignación
de un imposible que

jamás se cumplió.

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