Un
beso errante
que
fue vagando
por
las albas costas
de
tus labios parcos
y
se perdió
en
la estridencia
de
tu belleza.
Un
beso náufrago
herido
de mil batallas
que
buscaba cobijo
en
vos
se
despidió de mi boca
partiendo
a la tuya
y
agonizó
entre
tus ojos de miel.
Aquellos
besos
que
jamás llegaron
a
puerto nuevo
porque
jamás partieron
de
alma vieja
son
los besos reprimidos
y
esclavos del amor.
Y
aquellos besos esclavos
que
claman y gritan
por
su imperiosa libertad
que
buscan la luz de tus ojos
la
paz de tus palabras
o
la infinidad de tu sonrisa,
son
los besos que más valen
tan
solo por ser esclavos
y
tu libertadora.
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