Sosténgame en un abrazo furtivo
de aquellos que no se piden,
más bien de aquellos que se roban,
solo para darle un gusto al alma,
solo para alimentar el amor.
Sosténgame y no me suelte, que temo caer
y dar mi cara contra el real suelo
sosténgame y cuídeme, amada
que me estoy acostumbrando
a ser querido, a volar alto.
Sosténgame en el letargo de un beso
que se prolongue en el infinito
que me encienda el alma.
Sosténgame a usted y lléveme consigo
que estoy descubriendo la calma de sus ojos
y la ensordecedora locura de su perfección
Sosténgame… y no me deje caer.
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