jueves, 24 de noviembre de 2011

Alma y Ocaso


Y suspira errante su alma
junta al Leteo y su angustia
a su pena y a su olvido
de esa alma por amor mustia
triste cuerpo abatido.
Y lejos se oculta el sol
ya Caronte partió
tu alma condenó
a vagar errante
por la rivera del olvido
con ese dolor desgarrante
de un amor fallido
y será cruel condena
ese recuerdo aguerrido
que crece cual hiedra
y mata lo que apresa.
Y las sombras crecen
tapan y ocultan
aquel cadáver viviente
mientras se arrastra
última vez a las orillas
del olvido, mientras
su corazón de rodillas,
aúlla a la muerte
o al olvido, que son lo mismo,
por que borren el dolor
de su dulce amor
de aquellos labios el amargo sabor.
Ya su alma muere
y tiene su paz,
que tanto quiere.
Y el sol se borra
y Caronte huye,
en busca de otra alma
destinada a vagar
entre ocasos y lamentos.

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