Hubiese querido ser mártir
destruido y añejado
golpeado y desterrado.
Por eso fallamos,
me trataste demasiado bien.
Quería el cielo lejano
y el infierno quemando,
la corona de espinas
y el alma crucificada.
Que tu beso sea lanza
y que tus caricias lejanas.
Maldito sea yo
y maldita sea tu bondad.
Hubiese querido ser mártir
que arda mi cuerpo en la hoguera
y que la salvación jamás me cercara.
Padecer tormentos
por el brillo de tu cuerpo
ser destrozado por los leones
y apuñalado por la espalda.
Lanzado al Gólgota
o incinerado en el Tártaro.
Cualquier cosa hubiese sido
menos dolorosa
que ser artífice y dueño
de tu compasión y bondad.
Maldito sea yo
y maldita sea tu corazón.
Hay seres que nunca serán salvados.
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