Pobre
niño, de sueños partidos
triste
ánima errante que las puertas
del
divino edén viste
pero
castigado fuiste
para
no poder estar en él.
Pobre
niño, de abrazos fugitivos
de
besos que naufragan
en
mares de melancolía
y
de caricias que mueren
en
desiertos de utopía.
Infeliz
ángel que apostate
todas
tus verdades
todos
tus silencios
a
sus ojos de cielo
a
su existencia perfecta
y
que ahora los hados
se
ríen de vos
por
estar encadenado
al
tormento de su presencia.
Niño
o Prometeo.
Estúpido
o demente
Salvaje
enamorado
o
eterno idealista.
Ya
ni los hados obran
sobre
tu destino.
Ya
ni la suerte
decide
condenarte.
Sólo
vos
y
tus trivialidades.
Sólo
vos
y
tus sueños de niño.
El
silencio crece,
pero
no querés
que
tu camino se separe
del de ella.
Las
cartas
suspendidas
en el aire.
Los
dados
aun
girando.
Tu
futuro es tuyo, y lo niegas.
Tu
suerte es tuya, y la libras
a
los deseos de ella.
Tu
alegría es tuya, y la apuestas
a
sus ojos,
que bien sabés
no se volverán para mirarte,
pero tu alma infantil
tu esencia de soñador
o tus alas de ángel
aun apuestan a su juicio,
aun creen en el amor
y que alguna vez
podrás ser feliz.
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