Ya
no hay ojos
ni
miradas compasivas.
Ya
no hay néctar
sólo
el salitre
de
las lágrimas pasadas.
Ya
no te guardo esperanzas
de
futuro en armonía,
ni
certezas de amores
o abrazos
conmovedores.
Ya
no le guardo cielo
a
tus alas de mariposa,
ni
suspiros idílicos
a
tus palabras negras.
Ya
no te queda cobijo
o
resguardo de las
lluvias venideras,
se
acercan las tormentas
y
las bestias, los toros
y
tu soledad es una
niña creciente.
Y
el pasado ahorca tu futuro
tu
sombra se cobija en tus pasos
tus
sueños se vuelven nada
y
todas tus esperanzas
de
estar alguna vez bien
se
pierden por la alcantarilla.
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