martes, 20 de marzo de 2012

5º Soliloquio Desdichado

Inundan tus huellas
la amarga hiel de la desolación.
Un invierno furibundo
es tu pérfido aliento
que desde lejos oigo zumbar.
Ya la noche abre sus alas
y busco maternal cobijo
en sus sombras seductoras
en sus manos aterciopeladas.
Y tu cuerpo de ninfa
juega con mi suerte
y despedaza mis anhelos.
Le murmuras al mar
las bellas melodías
de tu voz taciturna
que llama a un amor fastuoso
ignorando mi alma
postrada
ante tu rostro de ángel,
que por momentos
se transfigura
y me ve con los delirantes ojos
de una harpía enfurecida.

Es la dicotomía de tu sonrisa
lo que me obliga a fenecer,
sabiendo que es lo que quiero
mas no lo que necesito,
sabiendo que es un dulce néctar
que me ha de matar.
Pero tus ojos son camino
que necesito transitar.
Aunque sea un vil espejismo
que la esperanza pinte en mi mente
tengo el anhelo
que algún día cuenta te darás
dulce dama mía
que este corazón palpitante
puede darte todo lo que soñaste. 

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