jueves, 26 de enero de 2012

Ay de vos

Ay de tu voz callada
que retoza entre los nenúfares
y escudriña el amanecer perdido.
Ay de tu sórdida voz pétrea
que se pierde en la espesura
de las aguas verdes
de un mar embravecido.
Ay de tus ojos calmos
que ven fenecer los míos
en la oscura quietud del amanecer.
Ay de tus palabras perdidas
en el horizonte de Febo naciente
hundidas en la lejanía
de ese mar parco de dudas
pleno de incertidumbres.

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