domingo, 15 de enero de 2012

Poema 18

Queda solo la parsimonia
de tus manos frágiles
y tus piernas de cisne,
te queda solo el recuerdo
de plumas de faisán y pavo real
de lentejuelas y cuentas de oropel.
Se diluyeron tus lágrimas
en rimel de la realeza.
El sol muere en tus pechos
bella diva austral.
Te cobijas en las sombras
mientras escuchas morir
uno tras otro tus días gris.
Te quedan solo los recuerdos
de días áureos y bellos
de tu cuerpo albo y perfecto
que el viento amenazó
y diluyó en el tiempo.

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