Llevo escrita en mi piel
la delgada línea de tu ser
la sombra pálida y cetrina
de tus caricias tibias.
Mis huesos están tallados
con las palabras que no fueron
más que un suspiro errante
entre tu corazón y tus labios.
Arrastra mi carne el perfume
el resabio amargo y húmedo
de tus sueños frágiles
que jamás me diste
porque jamás te pedí.
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