Sepan disculpar el desorden
E. Nigma
Corre presto el silente viento
se lleva mi tiempo vacío
pero no mi tristeza plena.
Se cuela por mis huesos
y la lluvia cala mis entrañas.
Corretea ingenuo por mi mente
este viento gélido y atroz
que es como el suspiro del erebo
y juguetea alegre e infantil
con el recuerdo de su cuerpo
aquella rosa tibia y blanca
que se pierde en la espesura
de una niebla turbia
que viene con el viento
y que corretea ingenuo
por mi agonizante mente,
mientras se lleva mi tiempo vacío
y me deja mis tristezas plenas
se lleva mi tiempo vacío
pero no mi tristeza plena.
Se cuela por mis huesos
y la lluvia cala mis entrañas.
Corretea ingenuo por mi mente
este viento gélido y atroz
que es como el suspiro del erebo
y juguetea alegre e infantil
con el recuerdo de su cuerpo
aquella rosa tibia y blanca
que se pierde en la espesura
de una niebla turbia
que viene con el viento
y que corretea ingenuo
por mi agonizante mente,
mientras se lleva mi tiempo vacío
y me deja mis tristezas plenas
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