sábado, 3 de diciembre de 2011

La enamorada y el diablo


-¿Qué colinas son aquellas
que entibia el sol con bondad?
-Son las colinas del cielo
que tú nunca alcanzarás

-¿y qué montaña es aquella
tan triste y llena de escarcha?
-La montaña del infierno
que será nuestra morada.

-La enamorada del diablo-
Walter Scott

Cinco años sostuvo su promesa
de esperarlo y tener la recompensa
de sus besos y el calor de su abrazo
al sexto llegó, cambiado y parco

-Oh, has vuelto amor mío
que el martirio de tu ausencia
con este beso por fin muera
ven y abrázame, cariño mío

-Seis años tu ausencia lloré.
Mientras la muerte de otro
corría como jovial potro
mi alma en un trato cambié

-¿De qué trato me hablas?
di que no entiendo, ángel  mío
-Al que No Se Nombra le pedí
que la ventura me devuelva.

Su rostro de ángel cegado
por plateadas lágrimas apartó
y aquel hombre abismado
en llamas de oropel se cubrió

entonces el de abajo
presto su pesuña asomó
y tomó el cuerpo del hombre
cumpliendo el trato acordado

-Ven conmigo dulce doncella
de mi mano pisarás tierras
donde crecen los almendros
donde una eternidad es nada

-Mas contigo ir yo no quiero
quiero a mi amado ángel,
que me importa que el almendrero
libre crezca, si libre ser no puedo

-Con su sangre el pacto firmó
su vuelta a tus brazos cambió
por seis años de vivir en su piel.
Pidiome que te de este clavel.

-Oh, dulce amor mío
triste que sea tu último regalo.
decidme oscuro usurpador
¿dónde mora mi amado?

Cuando supo que su enamorado
en el averno había acabado
rauda tomó un cuchillo añejado
y la vida quitose para ver a su amado

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