Vacilo entre la certeza
y la incertidumbre
y abrazo con amor
la esperanza del fin.
Tengo miedo a sufrir
pero me es inevitable
ansiar el fin.
Aquel momento silente
en que mis brazos
caigan muertos e inertes,
abatidos de luchar en vano,
se acerca trémolo de silencios
y repleto de plegarias al cielo.
Probablemente ya nada sea
lo que alguna vez pensé
soñé o imaginé
sino la sucesión de dolores
de infinitos cuchillos y alfileres
clavados en mi pecho
mientras entre estertores agónicos
me despido de ese sueño
que se ha vuelto material y humano
pero que no es lo que quería.
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