viernes, 24 de febrero de 2012

Poema 39


Tengo para vos
la amarga carne
de mis sueños
        cetrinos.

Tengo para tu boca
el tiempo eterno
de mi espera dulce.

Tengo para tus brazos
un cuerpo tembloroso
        ante tus caricias
el efluvio de mi esencia
que se pierde en tus caderas.

Tengo para tu mente
un mundo de pura imaginación
donde retozan las nubes
por tu cuerpo de ninfa

Tengo para tus ojos
las bellezas más puras
que mis palabras puedan
dibujar en tu alba piel.

Tengo para tus oídos,
que se pierden en tus cabellos
de satén y de parda noche,
el ruido de un océano
de besos y caricias
de milagros y alquimias.

Pero lo que más abunda
en mi alma
de sueños peregrinos
es la eterna esperanza
la perenne espera
de que repares en mi existencia
que descubras mi anhelo por vos
por tus ojos, de primavera furibunda
por tus caderas, de desenfrenada locura.

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