por mí se va al dolor eterno;
por mí se va a la condenada raza;
la justicia animó a mi Sublime Arquitecto;
me levantó la divina Potestad, la suprema Sabiduría y el Primer Amor.
Antes de mí no hubo nada creado, a excepción de lo inmortal;
y yo duro eternamente.
¡Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza!”
La Divina Comedia
Cartel a la entrada de las puertas del infierno.
La iconografía está basada en La Divina Comedia de Dante y en los poemas de Baudelaire de su obra ‘Las flores del Mal’, tratando de realizar una gran alegoría del amor y la condena. Tal vez, y dada la dedicación del autor una vez cancelado el encargo a esta obra inacabada, se trate de una reflexión sobre la condición humana, con sus luces y sombras. Romanticismo y simbolismo se aprecian en esta obra, que precisamente por su temática se aleja de los intereses de los impresionistas, a los que, sin embargo, se acerca dada su preocupación por los efectos de la luz y por afinidad artística y personal.
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