miércoles, 5 de octubre de 2011

La Pelotita


Jamás, nunca nos percatamos de esa pelotita amarilla, blanda y presa de nuestras furias. Aquella esferita, de goma espuma, que tiene una jubilosa sonrisa en ella. Esa pelotita, que apretamos, que arrojamos, también siente.
         Recuerdo aquella tarde invernal, cuando la encontré sollozando en mi escritorio, mientras rodaba dibujando círculos a la derecha de mi computadora. Me criticaba mi falta de preocupación por ella.
         Ella esperaba algún día poder estrujar mi mano, descargar en mis delgados dedos su frustración, su amor no correspondido, su delirios y sus proezas muertas. Pero no podía, no tenía manos, pero por sobre todas las cosas, no tenía voluntad de hacerlo. Ella sentía que solo para escuchar servía. No cabía otro sentimiento que la empatía en su blando y amarillo interior. Pero, a su vez, también tenía sus dolores, que nacían en su esférico corazón y se ahogaban en lágrimas. De vez en cuando me vomitaba algún dolor, alguna pena, pero al ver que yo tenía otra, daba lugar a que yo cuente la mía. Alguna vez la sostuve en mis manos, mientras lloraba, en silencio, otras la dejaba sola, que llore tranquila. Muchas veces, la mejor compañía es la soledad. Pero sé que ella hubiera preferido que la acompañe, pero seguro habrá pensado que molestaba pidiéndomelo.
         Mientras pasan los días, me fundo con la soledad hasta convertirme en ella, los amores crecen y mueren, los recuerdos renacen en lágrimas, el amparo se torna oscuro y travieso, y me doy cuenta lo solo que estoy. Miro en mi cuarto en busca de algo que mate mi soledad. Y la veo a ella, siempre dispuesta a escucharme, sin importar lo triste o lo mal que se sienta. Ahí está, con su sonrisita dibujada en negro, sus ojos saltones en contraste con la amarilla goma espuma. Y mientras me mira, me invita a confiar, en sus ojos negros, en su oído psicoanalista. No siempre me da una respuesta, pero sé que con estrujarla un poquito, con aporrearla, con gritarle, vas a estar mejor.
         Y cuando no estoy, ella llora.

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