Corre niño. Corre por los pastos verdes, y amarillos. Canta y sueña. Vive y sueña. Huye y sueña.
Arroz con leche me quiero casar…
Canta un arroyo de cuna, el que te cantaron a vos. Y corre y baila. Retuércete bajo el cielo de zafiro y algodón. Escondete y baila.
De un cielo a un infierno, con su sola presencia.
…Con una señorita de San Nicolás…
Corre a sus brazos, jovial niño. Sucumbe ante sus manos, ángel y niño. Y quizás las sombras te cobijen, de su mirada omnipotente, de padre y humillador. Balancéate, dulce joven. Colúmpiate en el menguante, dorado o plateado, de aquella luna de verano, que se yergue pálida y espectral, cortando el firmamento con su luz.
…Que sepa coser, que sepa bordar…
Bordaste sueños en tu vida, pero la mano que sobre ellos se cierne, los apresa y los acaba. ¿De qué vale vivir, sin sueños que tener? ¿Y para qué tener sueños si vendrá a rompértelos? Corre y refúgiate, adorado de papá. Huye. Escapate. Perdete. Andate. Salvate.
…que sepa abrir la puerta, para ir a jugar.
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