viernes, 30 de septiembre de 2011

La espera


 “Esperar que ella vuelva
y le diga acá estoy mi amor
no existe el olvido,
acá estoy mi amor de vuelta
he venido
¿Lo puedes creer? no existe el olvido mi amor
No existe...”
Los Tipitos
-Campanas en la Noche-
A Paula C. y Paula D. que
gustan de las palabras que aquí dejo.
Con inmenso amor.
E. Nygma 
 
El silencio deambula descalzo por los corredores. El rumor de los pasos de alguno de esos hombres de blanco le llega a su habitación. Pero a él nada le importa. Su vista sigue clavada en el horizonte… y espera.
            Hace un tiempo que sus lívidos ojos escrutan continuamente el horizonte. Las esperanzas de apoco se apagan, pero una duda lo motiva para volver a mirar: ¿Y si volviese?
            Vio el sol nacer tantas veces como a la luna morir. Y ella no vuelve. Pero la esperanza es lo último en perderse. Las estaciones cambiaron. La primavera mutó en invierno. Las nieves crecieron, los pastos reverdecieron. Pero él sigue inmutable, ahí, frente a la ventana.
            Y los hombres de blanco le hablan. Le dicen cosas que él se rehúsa a escuchar. Agita la mano, esparce a los hombres y a sus palabras, sin despegar sus ojos de la ventana, en silencio mortal.
            A lo lejos suenan campanas. Campanas que cortan la noche. Campanas que le recuerdan a ella. Y vuelve la noche. Silenciosa, como siempre.
            Y el rumor de una muerte le llega a sus pensamientos. Pero él se niega a creer. Mas el rumor arremete. Él aparta los ojos unos segundos. Se toca el pecho, siente su corazón latir. Recuerda por quién late. Y, nuevamente, vuelve a mirar al horizonte.
            ¿Qué era el olvido para aquel hombre? ¿Qué era el tiempo para él? Tan solo palabras vacías de aquellos hombres de blanco.
            Y llega la mañana. Alguna que otra mujer viene. Exasperado mira, quizá sea ella. Pero ha desperdiciado un valioso minuto para mirar por el horizonte. Escucha lo que le dicen, se toma su matecocido y come su pan, aun con la mirada fija en el horizonte. Hace oídos sordos, y sigue mirando.
            Y la noche danza descalza. Y el olvido es tan solo el sueño de un lunático. Y cada segundo es una eternidad, sin ella, mientras espera.

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